QUE PRONTO SE VAN ALGUNOS...
- Claudia Campo
- 4 mar
- 2 Min. de lectura
En homenaje a mi prima Ana María y al “Chiquitín”.
Desde hace un par de semanas, he tenido el privilegio de estar en el apartamento que tiene la familia de mi esposo en Torrevieja. Una hermosa ciudad a orillas del mar Mediterráneo, con más de cien mil habitantes, de los cuales, más de la mitad, son extranjeros procedentes de 123 países.
En las mañanas, cuando me levanto a leer mi Biblia, tomando un cafecito, me siento al frente de un mueble que tiene fotos de los bellos nietos de la mamá de mi esposo, que ahora son mis hijos y mis sobrinos.
Entre esas fotos, en el centro, está la del “Chiquitín”, el hermano menor de mi esposo que fue atropellado por un conductor ebrio, cuando tenía tan solo 21 años. Su muerte marcó la vida de toda la familia desde entonces. Y me preguntó:
¿Por qué algunos se van tan pronto?
Hace poco, tuve un reencuentro con mi tía Cintia, la mamá de mi prima Ana María, quien falleció a causa de leucemia, hace más de veinte años. Yo era solo seis meses mayor que ella y la noticia de su partida me impactó profundamente, porque tuvimos una linda amistad, cuando yo vivía en Pereira.
La Biblia nos dice que algunos justos mueren antes de que llegue su hora y parece que nadie entiende que Dios los está protegiendo del mal que vendrá[1]. Pero el vacío que dejan esas personas es muy grande, casi insoportable para los más cercanos a ellos. Cuarenta años después, mi amada suegra todavía viste de luto y mantiene a su hijo presente en todas sus conversaciones.
Mi esposo me contó que su papá siempre andaba molestando al “Chiquitín” porque tenía el cabello largo, y cuando murió inesperadamente, se quedó con el remordimiento de no haberlo aceptado tal y como era. Mi suegro se fue a la tumba con ese dolor.
Aquí en Torrevieja, se encuentra una escultura Abrazos con Alma, cuya inscripción dice:
“Torrevieja a las víctimas del Covid – 19.
Os marchasteis en soledad, pero quedaréis para siempre en nuestro recuerdo”.
Es un homenaje a tantas personas que perdieron la vida, sin recibir un abrazo de sus seres queridos.
La vida es un regalo y hay que disfrutarla al máximo, porque desconocemos el momento de nuestra partida. Por eso, debemos procurar cada día estar en paz con Dios y con nuestros semejantes[2]. Amar y aceptar incondicionalmente a quienes tenemos a nuestro alrededor, porque de repente, podríamos perderlos y quedarnos con el dolor de haber sido impacientes, de no haberles dado ese abrazo o de no expresarles nuestro amor.
Hoy mismo, reconcíliate con Dios, abraza a tus seres queridos y disfruta de este día.
Te mando un fuerte abrazo desde la distancia,
Claudia.
[1] Isaías 57: 1 NTV La gente buena se muere; muchas veces, los justos mueren antes de que llegue su hora".
[2] Romanos 12:18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
Que hermoso
, gracias mi querida Claudia por compartir tan hermosa reflexión y recuerdos de sus seres queridos.
Un abrazo desde la distancia