NADIE SE MUERE LA VÍSPERA
- Claudia Campo
- 22 mar 2024
- 3 Min. de lectura
El día que fui a la cita con el cirujano, la semana pasada, me preguntó en tono desafiante, ¿por qué no había hecho nada en estos casi dos años después del diagnóstico? Con toda calma, le contesté:
“Por dos razones, Doctor: La primera, estoy creyendo por un milagro de Dios y la segunda, he visto la calidad de vida de algunas personas que siguen el tratamiento estándar de la medicina tradicional y yo prefiero vivir los años que me queden sin pasar por todo ese sufrimiento”.
No tengo miedo a morir, he vivido una vida plena y satisfactoria; a pesar de todos mis errores y fracasos, he disfrutado de grandes bendiciones por la gracia de Dios. No quiero vivir los años de vida que Dios en su misericordia me regale de ahora en adelante, entrando y saliendo de un hospital. Es una decisión muy personal y de ninguna manera estoy sugiriendo a nadie que haga lo mismo.
Recuerdo que cuando viajé a Virginia para recibir una segunda opinión médica, la cirujana especialista en seno que me atendió, al ver mi angustia, me dijo: “Hacerte una mastectomía es una decisión que solamente tú puedes tomar, es tu cuerpo, es tu vida y eres tú quien en tu interior debes decidir lo que deseas hacer”.
Poco después, mi hermana Mónica, me recomendó un libro titulado: Tú puedes sanar tu vida, escrito por Louise Hay, allí la autora narra su historia de sanación después de ser diagnosticada con un cáncer cervical incurable y uno de los sitios donde ella hizo su tratamiento fue en “Hippocrates” un centro para la salud y el bienestar en West Palm Beach.
Así fue como en enero del 2023, participé durante un mes del programa que ellos tienen para el cáncer, que consiste en comida cruda vegana, inyecciones intravenosas de vitaminas, terapias con psicólogos, masajes y ejercicios entre otras cosas. Pero al final del mes estaba con anemia, desnutrida y, además, deprimida. Y aunque aprendí muchas lecciones en relación con la prevención del cáncer, ellos recomiendan que se debe mantener ese estilo de vida por lo menos por dos años, y en ese momento fue muy duro para mí, por lo tanto, decidí que no quería continuar con ese protocolo.
Entonces me tomé un año sabático, y me fui a viajar, a disfrutar de las maravillas de la creación de Dios y a hacer mis sueños pendientes una realidad, fue un tiempo maravilloso y estoy infinitamente agradecida por haber tenido esa bendición y por todas los lugares y personas que pude conocer y disfrutar.
Volviendo al día de la consulta con el cirujano aquí en Florida, después de mi respuesta sobre la calidad de vida, me intimidó y trato de meterme miedo diciéndome que, si no me hago la cirugía, el final es terrible, y me lo describió con lujo de detalles. No lo sé, no conozco esos casos, solo sé que yo sigo confiando en la bondad y misericordia de Dios. Finalmente, le solicité que me mandara un PET scan, para ver cómo está el resto de mi cuerpo y dependiendo de esos resultados poder tomar una decisión.
Por consejo de mi amiga Doctora, Diana Román, que tuvo el hermoso detalle de acompañarme a esa cita, he decidido someterme y rendirme a la voluntad de Dios, y permitir que él haga una realidad el milagro de la sanidad en mi vida, a través del instrumento que él quiera usar, al fin y al cabo, mi identidad como mujer no depende de si tengo senos o no, y Dios está con nosotros sea que tengamos cirugía o no.
1 Pedro 2:24 dice: “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.
En el ámbito espiritual, ya fuimos sanados, solo tenemos que creerlo y declararlo para que se haga una realidad en nuestro mundo material, en el tiempo que Dios disponga, conforme a su voluntad.
Y si tú ahora mismo, estás pasando por una situación de enfermedad o dolor, recuerda que Dios te ama, que eres sumamente valioso a sus ojos, que él tiene el control, y que como decía mi abuelita que vivió 108 años:
“Nadie se muere la víspera”
Y yo lo creo, pienso que no estaremos en este planeta ni un día más ni un día menos del que él tenga determinado para nosotros; pero mientras estemos aquí, cumplamos con el propósito de Dios para nuestras vidas, seamos felices y disfrutemos al máximo cada día del inagotable amor de Dios y de nuestros seres queridos.
Recuerda por favor mantenerme en tus oraciones,
Con amor y gratitud.
Ánimo! Tú eres muy fuerte y una consentida del Señor. Bendiciones y fortaleza.