top of page

TOMARSE UN VENENO...

La semana pasada regresé de España, para celebrar dos ocasiones muy importantes, el cumpleaños de mi nieta Valerie y el día del Padre con el esposo de mi hija, Thomasito, papá de Valerie. Me sentí tan feliz y agradecida por el privilegio de poder llegar y abrazar a mis hijos y compartir en familia las bendiciones de Dios en nuestras vidas.


Otra cosa que me hizo muy feliz, es que pude comunicarme por video llamada con mi papá que se encuentra en Colombia. No estoy segura si me reconoció porque le han diagnosticado Alzheimer, pero, de todas maneras, ya desde hace algún tiempo, cada año por esta época lo llamo para desearle un feliz día del padre, darle las gracias por haberme dado la vida y decirle lo mucho que lo quiero.


La verdad, es un gran cambio que Dios hizo en mí, porque por muchos años sentí rencor en mi corazón hacía él por habernos abandonado cuando yo tenia cinco años y mi mamá estaba en embarazo de mi hermanita. Su falta de protección, de provisión y su ausencia me causaron profundas heridas emocionales, las cuales he tardado años en sanar.


Pero cuando entendí que el rencor y la falta de perdón es como uno tomarse un veneno y querer que la otra persona se muera, debido a que intoxica nuestro ser y nos llena de amargura y desdicha, entonces le pedí a Dios que me diera valor y fortaleza para tomar la decisión de perdonarlo, no necesariamente porque él lo merezca, sino porque yo quiero ser libre de la pesada carga del rencor.


En los evangelios, hablando acerca de la fe y la oración, Jesús nos dice que cuando estemos orando, si tenemos algo contra alguien, lo perdonemos, para que también nuestro Padre que está en los cielos perdone nuestras ofensas.[1] Y también nos dice que si traemos nuestra ofrenda al altar y nos acordamos que alguien tiene algo contra nosotros, dejemos allí la ofrenda y vamos primero a reconciliarnos con nuestro hermano y entonces si volvamos para presentar nuestra ofrenda.[2]


La falta de perdón no solamente afecta nuestra salud física, emocional y nuestra paz mental, sino que obstaculiza el perdón y las bendiciones de Dios sobre nuestras vidas.


Recuerdo que cuando estuve en Virginia mi odontóloga me recomendó ver a un médico funcional. Cuando llegué a la cita con el Dr. Hart, le pedí que perdonara mi ignorancia, pero que por favor me explicara en qué consistía su especialidad y con mucha amabilidad me respondió que su enfoque está en encontrar y tratar la causa de las enfermedades.


Cuando le conté que me habían diagnosticado un cáncer, me prestó un libro para leer, La única respuesta para el cáncer de Leonard Coldwell y luego pasó la siguiente hora contándome testimonios acerca de personas que se habían sanado después de haber pedido perdón y perdonado a todos aquellos con los que habían tenido algún conflicto durante su vida. También me recomendó que llamara a un ministerio en Texas, que se dedica a orar por las personas que están enfermas y cuando lo hice la pastora me habló específicamente acerca de sanar mi relación con mi madre y con mi hija por los conflictos que había tenido con ellas.


Por eso, quiero animarte para examinar tu corazón y ver si hay alguna raíz de amargura que te este contaminando, no solo a ti, sino a los que están a tu alrededor.[3] Y le pidas a Dios que te de la sabiduría y el valor para tomar la decisión de perdonar y vivir feliz siendo un canal de amor, compasión y bendición para otros.


Y por último déjame recordarte que, aunque nuestro padre o madre no hayan sido todo lo que esperábamos, o, aunque nos hayan abandonado, tenemos un Padre Celestial que nos ama, nos recoge, nos cuida y tiene lo mejor para nosotros.[4]-[5]


Con amor,


Claudia

 

 


[1] Marcos 11:25-26 NVI & Mateo 6:12

Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo perdone a ustedes sus ofensas.


Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.


[2] Mateo 5:23-24

Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.


[3] Hebreos 12:15 NTV

Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.


[4] Jeremías 31:3

Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.


[5] Salmo 27:10 LBLA

Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el Señor me recogerá.

 
 
 

Comentarios


bottom of page